miércoles, 9 de febrero de 2011

3 años en Japón

Se han cumplido esta semana mis años años de vida en Japón. Y dos de estancia continuada, sólo interrumpida fugazmente por mis dos visitas a Valencia en Mayo del 2009 y septiembre del 2010.
Ya son más de 1000 días en Japón que me han dado la oportunidad no sólo de aprender y conocer un mundo nuevo, una cultura nueva, un idioma nuevo, una manera de pensar diferente, que ya de por sí sólo ya sería algo grandioso y enriquecedor, sino que además he podido conocer gentes de toda condición e índole y experimentar situaciones e historias que hasta ahora pensaba sólo eran posibles en novelas irreales imaginadas por escritores
Es una sensación muy extraña, que nunca pensaba posible... es como leer un libro sin leerlo, pero viviéndolo... introduciéndose en la historia de manera física. En ocasiones siendo partícipe de la historia, a veces siendo mero espectador de lo que a mi alrededor acontece.
El haber podido conocer al vagabundo, al inmigrante ilegal, al ordinario "salary man", al director de universidad, al músico bohemio, al destacado político, al joven inadaptado a su sociedad, a la absurda veinteañera preocupada de su grenita o de sus tacones, al sacrificado estudiante que espera su futuro en una gran compañia japonesa, a la soltera de 26 años con prisas de casarse, a la treintañera soltera que busca casarse, al extranjero soberbio que piensa que todos tienen que hablar su idioma, al extranjero que por ser extranjero como él, te saluda por la calle con una sonrisa, a la esposa del rico médico con actividad social, a las sesentonas casamenteras, al jubilado rico y feliz, al jefe de policia de la región que en su casa es el último de abordo, al restaurador inquieto del restaurante español, al satisfecho funcionario sin aficiones, al pícaro inmigrante, al profesor de bachiller, al profesor de univesidad, al sacerdote de Iglesia con vocación, a las beata japonesa, al anciano que no olvida la guerra, al respetable y perfecto trabajador que ha fracasado en su vida familiar, al acosador sexual, a la pija que no busca casarse "bien" para vivir mejor, a la doctora en ingeniería que nunca podrá alcanzar una posición laboral acorde a su formación... y más y más que me dejo en el tintero, pero que todos ellos me han permitido formarme una visión ( aunque subjetiva) bastante fidedigna de lo que esta sociedad. Creo que en España nunca he podido conocer un ramillete tan variado de personajes y además nunca tendría la oportunidad de conocerlos por ser un miembro más de esa sociedad. Por eso, el vivir en Japón me ha dado la oportunidad de conocer más al ser humano, y de como reacciona antes situaciones, en ocasiones extremas.

martes, 11 de enero de 2011

Feliz Año Nuevo

Hola a todos,
Después de una ausencia, nada justificada, por cierto, me dispongo a retomar el blog aprovechando el inicio del año. Entre mis muchos propósitos al comenzar el año, está el de ir relatando periódicamente lo que por aquí acontece. Vamos a ver si lo consigo.
Para empezar el año, que mejor presentación que la de una auténtica paella de marisco. Bueno dos paellas. Una corresponde a la del día 28 y otra al día 31 de diciembre, nochevieja.
La eterna discordia en Valencia sobre los ingredientes... de si lleva esto o lo otro. Si así no es la paella, o si es asá... no entraré en ese tema . YO LE PUSE PIMIENTO.
Los puristas de la paella, decidme lo que querais. Una amiga de Valencia, lo primero que me dijo al ver la foto fue: "Vamos a ver... ¿y quien te ha dicho a ti que la paella de marisco lleva pimiento?". Pues bueno... yo, al más puro estilo Aznar, le contesté: " ¿ Y quien me dice a mi lo que tengo o no tengo
que poner en la paella?".
Fuera de bromas, la verdad, es que creo que no suele llevar pimiento, pero el pimiento le da un toque de sabor, y sobre todo de color. Cosa que a los japoneses les gusta mucho. Aquí el colorido en los rótulos, los anuncios, en cualquier sitio es imprescindible.
Me gustaría desde aquí romper otro tópico. La paella se puede hacer con arroz japonés exactamente igual que con arroz de la albufera. Que no se enfaden los defensores de lo valenciano. Lo que sí es cierto, es que si no se usa una buena paellera valenciana, concretamente GARCIMA, pues la paella no sale igual. Es por ello que me traje 5 paelleras desde España.
Pues bien, el resultado final os lo dejo de manera gráfica. Espero que lo disfruteis, aunque sea visualmente, y por favor, no seáis demasiado críticos.
¡¡ FELIZ AÑO NUEVO !!

domingo, 14 de marzo de 2010

El autobús-terremoto

Está siendo un invierno largo...
Lo que en España se suele padecer durante mes y medio más o menos, aquí en Japón, llevamos desde finales de noviembre hasta mediados de marzo de frío. En total casi 4 meses. Y no sé si se puede dar por cerrado ya el invierno. Habrá que esperar un poco.
Espero que como dicen "Fito y Fitipaldis´ en la canción "Soldadito marinero": "Después de un invierno malo, una larga primavera...", y podamos tener un verano corto.
A 50 metros de donde vivo está la Iglesia Católica, y ayer se esperaba la visita del "autobús terremoto". Este autobús es como una unidad médica móvil itinerante. Se dedican a dar charlas de como actuar ante un terremoto. Dan explicaciones informativas, dan galletas de emergencia ante la falta de alimentos y me regalaron un bolígrafo.
Yo apenas tenía tiempo, pero me acerqué porque quería experimentar el simulacro de terremoto en el autobús. En el autocar se simula una habitación, con una ventana, cuatro sillas y una mesa, todo ellos abierto al exterior lateral del vehículo. Tras la indicaciones de donde debía sentarme, comenzó el traqueteo del vehículo. En una pantalla iba indicando la escala del terremoto simulado. Hasta la escala 4 era un balanceo simpático. Las escalas 5 y 6 ya tenía que cogerme de la mesa. Y la escala 7 tenía que cogerme con las dos manos y era muy difícil mantenerse sentado en la silla. Había que hacer mucha fuerza para no caerse. Se simularon terremotos en intensidad y duración como el de Kobe de 1995 y como el de Haití, recientemente.
Yo siempre había dicho que quería experimentar un terremoto real fuerte, pero después de ver como podría ser, ya yo me hace tanta gracia. Si me ocurriera estando acostado en mi futón, en mi habitación de estilo japonés que no tiene muebles, quizá sí. Pero en otras circunstancias... no, gracias.
Casualmente, 1 hora después de mi experiencia virtual, hubo un terremoto real de intensidad 6.6 en la escala de Richter en el norte de Japón, en la región de Fukushima. Parece que no ha habido daños importantes por fortuna.
Aquí, en esta zona central de Japón, se espera el "Tokai" que es un terremoto que ocurre cada 110 años (+/-33 años). El último gran terremoto ocurrió en los últimos años del Periodo Edo en 1854. Y eso hace 155 años, por lo que la probalidad de que ocurra ese gran terremoto parece más que alta. La población japonesa vive sabiendo que las catástrofes naturales les visitan periódicamente y están "acostumbrados" a rehacerse y resurgir después de un gran terremoto, tifón, Tsunami. La periodicidad de dicho terremoto se debe al desplazamiento de de las tres grandes placas tectónicas o fallas llamadas placa Euroasiática, la placa Filipina y la placa Norteamerica (falla de San Andrés) que casualmente confluyen en un mismo punto a escasos 200 Km de aquí, en la región de Shizuoka.
Esperemos que el día que ocurra nos pille confesados, y acostados.

lunes, 8 de marzo de 2010

Desmayo en Japón

Me desmayé...
La cosa no deja de ser una mera anécdota, pero es una experiencia más a sumar, que bien podía haberme ocurrido aquí, como en la China como en mi propia casa ( cuando mi padre tenía la clínica en casa).
La semana pasada decidí hacerme un análisis de sangre rutinario para comprobar que todo está dentro de los niveles normales. Hace más de año y medio que no me hacía un análisis de sangre, y eso fue, claro, en España.
Aunque el asunto no deja de ser una cosa normal, en mi mente rondaba el hecho de que iba a ser la primera vez que me iban a extraer sangre en Japón.
Los análisis de sangre nunca me han hecho especialmente gracia. Ya de niño sentía pánico cuando me avisaban: " ve mentalizándote que el papá mañana te va a sacar sangre". Pero, bueno... tampoco es que ahora me traumatice mucho.
Paso a relatar mi primera extracción de sangre en Japón:
Llegué al hospital y entregué en recepción el papel con mi citación. Mientras aguardaba en el vestíbulo me dediqué a matar el angustioso tiempo de espera con mi diccionario electrónico, buscando palabras como "marearse, sangre, extracción de sangre, desmayo, desmayarse, vena, arteria, inyección ...". Quizá fue el presagio de lo que iba a ocurrirme, o simplemente empecé a sugestionarme ante tan simple asunto.
De repente, una voz extremadamente aguda y nasal, que en España resultaría pedante y ridícula, pero que en Japón toda profesional que se precie y que trabaje cara al público, debe interpretar de esa manera exacta y precisa, me llamó: " Nabaro saaaan". Que así me llamo aquí... Nabaro.
Pasé al despacho de la doctora, que ya me conoce de otras veces, y aunque sólo me habla en Japonés la entiendo bastante bien. Me hizo una breve explicación del proceder y me hizo pasar a una segunda sala. Allí me esperaban la practicante y había 3 enfermeras. Hasta aquí, todo normal. Me senté en la silla, y extendiendo el brazo izquierdo me extrajeron la sangre. Por supuesto, yo mirando hacía otro lugar. Cuando todo terminó, giré la cabeza, con tan mala suerte, que mis ojos se clavaron directamente en los tubitos que contenían mi sangre... empecé a verlo todo blanco y a marearme. La enfermera me preguntó: "daijoubu desuka" (¿está bien?). Yo contesté buscando donde poder apoyarme: " daijoubu dewa nai to omoimasu, atama ga kura kura shite, shisshin suru to omoimasu" ( creo que no estoy bien... me estoy mareando y me parece que me voy a desmayar). Precisamente, "marearse" y "desmayarse" son dos de las palabras que había estado aprendiendo durante mi espera con la ayuda de mi diccionario electrónico en la antesala.
Gentil y presurosamente, me sugirió que me acostara en la camilla. Ante tal ofreciemiento, rápidamente busqué poder tomar la posición horizontal lo antes posible. Parecía que todo se solucionaba. Me dijo que descansara allí unos minutos hasta que se me pasara el mareo. Me dejaron allí, y entré en un estado de relajamiento absoluto, y paz total, hasta que perdí el conocimiento. No sé si fueron 3, 5, 10 segundos, pero puedo recordar vagamente que soñé algo, o sentí como si no estuviera allí. Una sensación muy extraña. El caso es que de repente, sentí golpear todo mi cuerpo. Había 4 enfermeras, a mi alrededor, una me quitó los zapatos, otra me desabrochó el cinturón del pantalón y dos pegandome en la cara y sacudiéndome el cuerpo, preguntándome si estaba bien y que despertara. En un primer momento, no sabía donde estaba, pero fue cuestión de 1 segundo nada más. Desperté de aquel placentero sueño, me tomaron la tensión y fui recobrando el color de cara y la consciencia. Vino la doctora y me examinó y vio que todo estaba normal.
Permanecí allí 10 minutos hasta que me dejaron regresar a casa.
De allí me fui directamente al supermercado, y al llegar a casa, y con un hambre canina, me cociné unos espaguetis con su carne picada, su tomate, su cebollita, su huevo, y su quesito rallado... y cené como nunca.
El caso es que la explicación de lo sucedido principalmente fue mi propia sugestión, el ver la sangre en los tubitos, el estar en ayunas todo el día... y sobretodo el craso error de haber aprendido en japonés las palabras "me estoy mareando" y "desmayarse" antes de entrar.
Todo se quedó en una simple anécdota... y que ninguno piense que fue una fantasía erótica cumplida lo de las 4 enfermeras desnudándome.

Museo de las Ballenas y Catarata de Nachi



El día 7 de Febrero, domingo amaneció despejado, pero sin nieve y sin viento. Una mañana muy agradable. Nos encontramos a las 8 en la cafetería del hotel para desayunar. El hijo del médico no acudió debido a la excesiva "purificación etílica" de la noche anterior durante la tertulia hasta la 1 de la madrugada entre médicos.
En fin, yo estaba fresco y con hambre. Tomé un desayuno más o menos occidental con café, huevos fritos, bacon y una ensalada.
De allí nos dirigimos en coche hasta el museo de las ballenas situado a unos 20 minutos en coche.
El museo más que estar dedicado a las ballenas, la temática se centra en la historia de la captura de la ballena, desde los tiempos en que iban en taparrabos hasta las técnicas más modernas con arpón y armas de fuego.
También había reproducciones de fetos y explicaciones de los diferentes usos que se da a cada una de partes de la ballena.
Vino a mi recuerdo un comentario en clase de la escuela secundaria del querido profesor "el cura" ( porque era sacerdote y profesor de religión) que en paz descanse. En ocasiones, me imagino que para despertar la atención de los alumnos y sentirse más próximo a los alumnos, gustaba de hacer comentarios jocosos,un tanto salidos de tono y llamativos, pero simpáticos. En mitad de una clase y dirigiéndose a las alumnas dijo en tono potente y decidido: " Vosotras, os ponéis trozos de pene de ballena en la cara, y encima os gusta". Y apostillando ante la cara ruborizada de una de mis compañeras, añadió: " Sí, sí... chata! no me mire como si yo estuviera loco... ¿ de qué se piensa que está hecha la pasta que se pone cada mañana en la cara?"
En fin, la cosa no era exacta... pero sí que es cierto que de la placenta y feto de ballena se han extraído sustancias que se aplicaron para la fabricación de cosméticos.
Bueno, vaya desde aquí, y especialmente para mi muy querido amigo Jero, que nunca más volveré a probar ballena. Es una especie en peligro de desaparición, y la tradición ballenera de los lugareños debe quedar como un apunte histórico del pasado.
Precisamente está de ardiente actualidad el tema de la captura de ballenas y atún rojo, que son especies que están seriamente en peligro de extinción. Si cabe, en el caso del atún rojo el tema es más grave, porque el consumo de atún rojo está todavía muy extendido por todo el país."
De allí, nos dirijimos en coche hasta la catarata de Nachi "Nachi no taki" que presume de ser la de mayor altura de Japón con sus 133 metros de caída. El lugar es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. A unos 300 metros del lugar, se erigieron dos templos religiosos conocidos como de Kumano Nachi Taisha. La peculiaridad de este paraje sagrado es que casi adosados, se encuentran un templo sintoísta y un templo budista. La convivencia de ambas religiones en este país es totalmente compatible, y no es extraño que las gentes después de rezar en uno de ellos se dirijan a continuación al siguiente para realizar otra ofrenda. La primera y más importante característica visual para distinguir si nos aproximamos a un templo sintoísta o uno budista, es que en el primero no se verá ninguna deidad ni figura humana, mientras que en el segundo hay infinidad de ellos.
A lo largo de todo el camino me sorprendió ver infinidad de referencias pictóricas de cuervos negros de 3 patas. El doctor me explicó que el cuevo negro "yatagarasu" que significa "cuervo de gran tamaño", es venerado en Japón y especialmente en este lugar fue protagonista de una historia mitológica. Según reza la historia, un grupo de guerreros que se dirigían desde aquí hasta la capital de Nara para conquistarla, perdieron su rumbo y un inmenso cuervo de 3 patas los recondujo y guió hasta el lugar y pudieron conseguir su objetivo. Por eso, el cuervo de 3 patas es el símbolo del animal que dirige hacia la victoria. De hecho, aparece en el escudo de la selección Nacional de fútbol un cuervo de tres patas.
Después de una larga jornada, regresamos a casa, de nuevo en tren, y pudiendo dormir una larga y reconfortante siesta durante el trayecto de vuelta.
Fue un intenso fin de semana, repleto de nuevas experiencias, y también momentos de reflexión sobre temas de costumbres, tradición, ecología, religión...

lunes, 22 de febrero de 2010

Festival de fuego en Wakayama


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El pasado 6 de Febrero asistí al festival del fuego o Festival de las luces o antorchas ( お燈祭り. otou matsuri), en la localidad marítima de Shingu, en la prefectura de Wakayama, que es colindante con MIE. El festival es una celebración ritual sintoísta. El sintoísmo es una religión de origen totalmente Japonés que tiene como principal filosofía la armonía con la naturaleza.
La peculiaridad de este festival es que sólo pueden participar hombres.
Era una mañana soleada, pero muy gélida y con un viento un poco molesto. A pesar de que el día estaba despejado, se veía una fina nieve arrastrada por el viento que no llegaba a caer al suelo. Temprano, me dirigí a la estación de Tsu, donde me esperaban el médico ( mi alumno de Español) y su esposa. El viaje en tren JR hasta nuestro destino sería de 3 horas. Cuando llegamos a Shingu, el día seguía frío y despejado, pero esa extraña nieve que no llegaba a humedecer el suelo todavía nos acompañaba. Allí, el hijo de mis acompañantes nos esperaba en su coche, y juntos no dirigimos al hotel. Empecé a preparar mi vestimenta para el ritual... sólo se pueden llevar ropas blancas, debido a que la montaña que hay que subir es Sagrada, y el blanco es símbolo de purificación. Llevaba doble ropa interior y dobles calzones hasta los tobillos, calcetines y "jikatabi" que son unos calcetines ( en este caso zapatillas) que llevan el dedo pulgar del pie independiente, y por supuesto la bata y el pantalón típicos. Mientras me estaba vistiendo, el doctor llamó a mi puerta. Al abrir me dijo en un perfecto castellano: "toma tu merienda". La merienda constaba de un vaso de leche, un yogurt natural, una tableta de chocolate blanco y medio queso camembert. Los ojos, y las manos primeramente se me fueron directamente al queso. No comía queso de verdad (aunque sea francés) desde... no recuerdo cuando. El caso es que me supo a gloria bendita.
Antes de subir la montaña sólo se pueden comer y beber alimentos blancos... y transparentes también. Apunto esto, porque el sake japonés es transparente... ¿ lo pilláis ? Veo que sí. Pues eso mismo que estáis pensando... más de uno, sube la montaña purificado pero borracho perdido.
Del hotel nos dirigimos a una tienda donde vendían las antorchas que hay que portar y nos acabaron de vestir, arrollándonos una cuerda por la cintura. En la antorcha hay que escribir 3 deseos a cumplir en el año presente. Yo escribí: salud, trabajo... y el médico me dijo:" y matrimonio. Escribe matrimonio... en Japonés. Mi hijo también lo ha escrito. A ver si os casáis ya"..

Y así lo hice, a petición popular: Salud, Trabajo y 結婚 (kekkon).
Cuando llegamos al punto hasta donde tienen permitido llegar las mujeres, vi por primera vez en Japón una fila de antidisturbios con casco, porra y escudo protector, perfectamente enfilados, como en posición de espera de los Ultrasur o Frente Atlético a la salida de un partido. Me imagino que estaban allí, porque en alguna ocasión, aquellos que piensan que lo transparente es blanco habrán dado algún problema.
Nos dirigimos a la montaña y escalamos los 538 escalones de que consta hasta su cima, donde hay un santuario sinto coronado por una inmensa piedra que parece depositada a propósito. Me imagino que es por esta razón por lo que en su día se decidiría construir allí un templo sintoísta, y de ahí vendrá el carácter sagrado y místico de la montaña.
En la cima se calcula que habría más de 3000 personas aguardando para encender sus antorchas. Tras esperar más de 2 horas en la cima, y con un frío que empezaba a hacer inútil mi doble prenda interior, desde dentro del templo salieron unos 5 monjes portando una gran llama, de la cual todos empezaban a alimentar sus antorchas con la llama sagrada. En cuestión de segundos, había fuego a mi alrededor de todas las antorchas y el calor se hizo sofocante. El peligro de quemarse era muy elevado, porque siempre hay un despistado que no levanta la antorcha lo suficiente y te la puede pasar por el pelo... imaginaos lo que podría ocurrir... un look de lo más Llongueras.
Si bien el ascenso a la montaña fue llevadero porque la gente sube poco a poco durante 3 horas, el descenso se hace pesado porque todos quieren bajar al mismo tiempo, y se hace lento además de que hay que ir pendiente de que tu antorcha no se apague. El abundante humo también es molesto. Eché en falta una mascarilla.
Una vez bajo, y después de rezar para que mis deseos puedan ser cumplidos, nos dirigimos a un restaurante de la ciudad donde pude comer ballena por primera vez. Esta localidad es muy famosa por su historia y tradición ballenera.
Comí ballena en forma de sashimi (carne cruda)... yo quería comer un bistec de ballena asado al estilo churrasco argentino con unos ajitos...pero otra vez será.
Después de cenar, el hijo del médico (que también es médico) y yo nos dirijimos a un izakaya ( un bar para beber y tapear) donde nos esperaban un grupo de médicos y residentes del hospital del lugar y bebimos, comimos y charlamos amigablemente.
Fue un día muy agradable en el que pude conocer más sobre las gentes, tradiciones y aspectos culturales que sólo en el Japón más rural y apartado se pueden experimentar.
Desde aquí quiero agradecer al doctor y a su familia su gentil invitación.
El domingo 7 de febrero continuó la ruta... os contaré en otro post.

lunes, 1 de febrero de 2010

Día de los malos olores

En España estamos acostumbrados a que cada día esté dedicado a San Cristófol, Santa Catalina, San Vicente o a la Virgen de los Desamparados...
En Japón, por contra, nos encontramos con el día de los insectos, el día de las fresas... y por que no, incluso el día de los malos olores, que yo rebautizaría como el día del "tufo".
Pues sí. Existe un día dedicado a tan frecuente y cotidiana fragancia.
En este país, donde sus ciudadanos se caracterizan por la ausencia de dicha mácula gaseosa, no faltan marcas de perfumes y ambientadores que aprovechan tan señalada fecha para incentivar el consumo de japoneses y japonesas. Podría parecer irrespetuoso, pero salvando las distancias, es como hacer el agosto a costa del dia de Sant Jordi ( la flor y el libro), o San Valentín, o el Día del Padre.
Pero dando un vuelco al título de este artículo, más que hablar del mal olor, prefiero hablar del buen olor. Especialmente, y aunque parezca paradójico, el metro de Tokio a primera hora de la mañana, abarrotado de gente, rozando la asfixia por falta de espacio, exhala una agradable fragancia emanada por sus pasajeros. Por supuesto, especialmente, las mujeres japonesas que se dirigen a sus puestos de trabajo, desprenden un exquisito aroma afrutado en sus largas y cuidadas cabelleras, frecuentemente tintado, después de haber lavado con esmero.
El olor corporal de los japoneses, al magen de este apunte, un tanto sensual, según algunas fuentes, se debe a la costumbre que tienen de escaldar sus cuerpos cada noche en aguas extremadamente calientes. Sea como fuere, es difícil encontrar un olor propio de sudorosos salseros caribeños por estos lares.
Así, en Japón, los perfumes suelen ser poco frecuentes, o se utilizan fragancias muy suaves, predominando ese olor a cara fresca y recién lavada, antes que a perfumes penetrantes y un tanto repelentes.
Pero bueno... de todo hay en la viña del señor... no todo son efluvios aromáticos por doquier, también hay más de uno que la existencia del día del "tufo" le vendrá bien para intentar remediar el problema... previo paso por el baño vaporoso.