Está siendo un invierno largo...
Lo que en España se suele padecer durante mes y medio más o menos, aquí en Japón, llevamos desde finales de noviembre hasta mediados de marzo de frío. En total casi 4 meses. Y no sé si se puede dar por cerrado ya el invierno. Habrá que esperar un poco.
Espero que como dicen "Fito y Fitipaldis´ en la canción "Soldadito marinero": "Después de un invierno malo, una larga primavera...", y podamos tener un verano corto.
A 50 metros de donde vivo está la Iglesia Católica, y ayer se esperaba la visita del "autobús terremoto". Este autobús es como una unidad médica móvil itinerante. Se dedican a dar charlas de como actuar ante un terremoto. Dan explicaciones informativas, dan galletas de emergencia ante la falta de alimentos y me regalaron un bolígrafo.
Yo apenas tenía tiempo, pero me acerqué porque quería experimentar el simulacro de terremoto en el autobús. En el autocar se simula una habitación, con una ventana, cuatro sillas y una mesa, todo ellos abierto al exterior lateral del vehículo. Tras la indicaciones de donde debía sentarme, comenzó el traqueteo del vehículo. En una pantalla iba indicando la escala del terremoto simulado. Hasta la escala 4 era un balanceo simpático. Las escalas 5 y 6 ya tenía que cogerme de la mesa. Y la escala 7 tenía que cogerme con las dos manos y era muy difícil mantenerse sentado en la silla. Había que hacer mucha fuerza para no caerse. Se simularon terremotos en intensidad y duración como el de Kobe de 1995 y como el de Haití, recientemente.
Yo siempre había dicho que quería experimentar un terremoto real fuerte, pero después de ver como podría ser, ya yo me hace tanta gracia. Si me ocurriera estando acostado en mi futón, en mi habitación de estilo japonés que no tiene muebles, quizá sí. Pero en otras circunstancias... no, gracias.
Casualmente, 1 hora después de mi experiencia virtual, hubo un terremoto real de intensidad 6.6 en la escala de Richter en el norte de Japón, en la región de Fukushima. Parece que no ha habido daños importantes por fortuna.
Aquí, en esta zona central de Japón, se espera el "Tokai" que es un terremoto que ocurre cada 110 años (+/-33 años). El último gran terremoto ocurrió en los últimos años del Periodo Edo en 1854. Y eso hace 155 años, por lo que la probalidad de que ocurra ese gran terremoto parece más que alta. La población japonesa vive sabiendo que las catástrofes naturales les visitan periódicamente y están "acostumbrados" a rehacerse y resurgir después de un gran terremoto, tifón, Tsunami. La periodicidad de dicho terremoto se debe al desplazamiento de de las tres grandes placas tectónicas o fallas llamadas placa Euroasiática, la placa Filipina y la placa Norteamerica (falla de San Andrés) que casualmente confluyen en un mismo punto a escasos 200 Km de aquí, en la región de Shizuoka.
Esperemos que el día que ocurra nos pille confesados, y acostados.
domingo, 14 de marzo de 2010
lunes, 8 de marzo de 2010
Desmayo en Japón
Me desmayé...
La cosa no deja de ser una mera anécdota, pero es una experiencia más a sumar, que bien podía haberme ocurrido aquí, como en la China como en mi propia casa ( cuando mi padre tenía la clínica en casa).
La semana pasada decidí hacerme un análisis de sangre rutinario para comprobar que todo está dentro de los niveles normales. Hace más de año y medio que no me hacía un análisis de sangre, y eso fue, claro, en España.
Aunque el asunto no deja de ser una cosa normal, en mi mente rondaba el hecho de que iba a ser la primera vez que me iban a extraer sangre en Japón.
Los análisis de sangre nunca me han hecho especialmente gracia. Ya de niño sentía pánico cuando me avisaban: " ve mentalizándote que el papá mañana te va a sacar sangre". Pero, bueno... tampoco es que ahora me traumatice mucho.
Paso a relatar mi primera extracción de sangre en Japón:
Llegué al hospital y entregué en recepción el papel con mi citación. Mientras aguardaba en el vestíbulo me dediqué a matar el angustioso tiempo de espera con mi diccionario electrónico, buscando palabras como "marearse, sangre, extracción de sangre, desmayo, desmayarse, vena, arteria, inyección ...". Quizá fue el presagio de lo que iba a ocurrirme, o simplemente empecé a sugestionarme ante tan simple asunto.
De repente, una voz extremadamente aguda y nasal, que en España resultaría pedante y ridícula, pero que en Japón toda profesional que se precie y que trabaje cara al público, debe interpretar de esa manera exacta y precisa, me llamó: " Nabaro saaaan". Que así me llamo aquí... Nabaro.
Pasé al despacho de la doctora, que ya me conoce de otras veces, y aunque sólo me habla en Japonés la entiendo bastante bien. Me hizo una breve explicación del proceder y me hizo pasar a una segunda sala. Allí me esperaban la practicante y había 3 enfermeras. Hasta aquí, todo normal. Me senté en la silla, y extendiendo el brazo izquierdo me extrajeron la sangre. Por supuesto, yo mirando hacía otro lugar. Cuando todo terminó, giré la cabeza, con tan mala suerte, que mis ojos se clavaron directamente en los tubitos que contenían mi sangre... empecé a verlo todo blanco y a marearme. La enfermera me preguntó: "daijoubu desuka" (¿está bien?). Yo contesté buscando donde poder apoyarme: " daijoubu dewa nai to omoimasu, atama ga kura kura shite, shisshin suru to omoimasu" ( creo que no estoy bien... me estoy mareando y me parece que me voy a desmayar). Precisamente, "marearse" y "desmayarse" son dos de las palabras que había estado aprendiendo durante mi espera con la ayuda de mi diccionario electrónico en la antesala.
Gentil y presurosamente, me sugirió que me acostara en la camilla. Ante tal ofreciemiento, rápidamente busqué poder tomar la posición horizontal lo antes posible. Parecía que todo se solucionaba. Me dijo que descansara allí unos minutos hasta que se me pasara el mareo. Me dejaron allí, y entré en un estado de relajamiento absoluto, y paz total, hasta que perdí el conocimiento. No sé si fueron 3, 5, 10 segundos, pero puedo recordar vagamente que soñé algo, o sentí como si no estuviera allí. Una sensación muy extraña. El caso es que de repente, sentí golpear todo mi cuerpo. Había 4 enfermeras, a mi alrededor, una me quitó los zapatos, otra me desabrochó el cinturón del pantalón y dos pegandome en la cara y sacudiéndome el cuerpo, preguntándome si estaba bien y que despertara. En un primer momento, no sabía donde estaba, pero fue cuestión de 1 segundo nada más. Desperté de aquel placentero sueño, me tomaron la tensión y fui recobrando el color de cara y la consciencia. Vino la doctora y me examinó y vio que todo estaba normal.
Permanecí allí 10 minutos hasta que me dejaron regresar a casa.
De allí me fui directamente al supermercado, y al llegar a casa, y con un hambre canina, me cociné unos espaguetis con su carne picada, su tomate, su cebollita, su huevo, y su quesito rallado... y cené como nunca.
El caso es que la explicación de lo sucedido principalmente fue mi propia sugestión, el ver la sangre en los tubitos, el estar en ayunas todo el día... y sobretodo el craso error de haber aprendido en japonés las palabras "me estoy mareando" y "desmayarse" antes de entrar.
Todo se quedó en una simple anécdota... y que ninguno piense que fue una fantasía erótica cumplida lo de las 4 enfermeras desnudándome.
La cosa no deja de ser una mera anécdota, pero es una experiencia más a sumar, que bien podía haberme ocurrido aquí, como en la China como en mi propia casa ( cuando mi padre tenía la clínica en casa).
La semana pasada decidí hacerme un análisis de sangre rutinario para comprobar que todo está dentro de los niveles normales. Hace más de año y medio que no me hacía un análisis de sangre, y eso fue, claro, en España.
Aunque el asunto no deja de ser una cosa normal, en mi mente rondaba el hecho de que iba a ser la primera vez que me iban a extraer sangre en Japón.
Los análisis de sangre nunca me han hecho especialmente gracia. Ya de niño sentía pánico cuando me avisaban: " ve mentalizándote que el papá mañana te va a sacar sangre". Pero, bueno... tampoco es que ahora me traumatice mucho.
Paso a relatar mi primera extracción de sangre en Japón:
Llegué al hospital y entregué en recepción el papel con mi citación. Mientras aguardaba en el vestíbulo me dediqué a matar el angustioso tiempo de espera con mi diccionario electrónico, buscando palabras como "marearse, sangre, extracción de sangre, desmayo, desmayarse, vena, arteria, inyección ...". Quizá fue el presagio de lo que iba a ocurrirme, o simplemente empecé a sugestionarme ante tan simple asunto.
De repente, una voz extremadamente aguda y nasal, que en España resultaría pedante y ridícula, pero que en Japón toda profesional que se precie y que trabaje cara al público, debe interpretar de esa manera exacta y precisa, me llamó: " Nabaro saaaan". Que así me llamo aquí... Nabaro.
Pasé al despacho de la doctora, que ya me conoce de otras veces, y aunque sólo me habla en Japonés la entiendo bastante bien. Me hizo una breve explicación del proceder y me hizo pasar a una segunda sala. Allí me esperaban la practicante y había 3 enfermeras. Hasta aquí, todo normal. Me senté en la silla, y extendiendo el brazo izquierdo me extrajeron la sangre. Por supuesto, yo mirando hacía otro lugar. Cuando todo terminó, giré la cabeza, con tan mala suerte, que mis ojos se clavaron directamente en los tubitos que contenían mi sangre... empecé a verlo todo blanco y a marearme. La enfermera me preguntó: "daijoubu desuka" (¿está bien?). Yo contesté buscando donde poder apoyarme: " daijoubu dewa nai to omoimasu, atama ga kura kura shite, shisshin suru to omoimasu" ( creo que no estoy bien... me estoy mareando y me parece que me voy a desmayar). Precisamente, "marearse" y "desmayarse" son dos de las palabras que había estado aprendiendo durante mi espera con la ayuda de mi diccionario electrónico en la antesala.
Gentil y presurosamente, me sugirió que me acostara en la camilla. Ante tal ofreciemiento, rápidamente busqué poder tomar la posición horizontal lo antes posible. Parecía que todo se solucionaba. Me dijo que descansara allí unos minutos hasta que se me pasara el mareo. Me dejaron allí, y entré en un estado de relajamiento absoluto, y paz total, hasta que perdí el conocimiento. No sé si fueron 3, 5, 10 segundos, pero puedo recordar vagamente que soñé algo, o sentí como si no estuviera allí. Una sensación muy extraña. El caso es que de repente, sentí golpear todo mi cuerpo. Había 4 enfermeras, a mi alrededor, una me quitó los zapatos, otra me desabrochó el cinturón del pantalón y dos pegandome en la cara y sacudiéndome el cuerpo, preguntándome si estaba bien y que despertara. En un primer momento, no sabía donde estaba, pero fue cuestión de 1 segundo nada más. Desperté de aquel placentero sueño, me tomaron la tensión y fui recobrando el color de cara y la consciencia. Vino la doctora y me examinó y vio que todo estaba normal.
Permanecí allí 10 minutos hasta que me dejaron regresar a casa.
De allí me fui directamente al supermercado, y al llegar a casa, y con un hambre canina, me cociné unos espaguetis con su carne picada, su tomate, su cebollita, su huevo, y su quesito rallado... y cené como nunca.
El caso es que la explicación de lo sucedido principalmente fue mi propia sugestión, el ver la sangre en los tubitos, el estar en ayunas todo el día... y sobretodo el craso error de haber aprendido en japonés las palabras "me estoy mareando" y "desmayarse" antes de entrar.
Todo se quedó en una simple anécdota... y que ninguno piense que fue una fantasía erótica cumplida lo de las 4 enfermeras desnudándome.
Museo de las Ballenas y Catarata de Nachi
El día 7 de Febrero, domingo amaneció despejado, pero sin nieve y sin viento. Una mañana muy agradable. Nos encontramos a las 8 en la cafetería del hotel para desayunar. El hijo del médico no acudió debido a la excesiva "purificación etílica" de la noche anterior durante la tertulia hasta la 1 de la madrugada entre médicos.
En fin, yo estaba fresco y con hambre. Tomé un desayuno más o menos occidental con café, huevos fritos, bacon y una ensalada.
De allí nos dirigimos en coche hasta el museo de las ballenas situado a unos 20 minutos en coche.
También había reproducciones de fetos y explicaciones de los diferentes usos que se da a cada una de partes de la ballena.
Vino a mi recuerdo un comentario en clase de la escuela secundaria del querido profesor "el cura" ( porque era sacerdote y profesor de religión) que en paz descanse. En ocasiones, me imagino que para despertar la atención de los alumnos y sentirse más próximo a los alumnos, gustaba de hacer comentarios jocosos,un tanto salidos de tono y llamativos, pero simpáticos.
En fin, la cosa no era exacta... pero sí que es cierto que de la placenta y feto de ballena se han extraído sustancias que se aplicaron para la fabricación de cosméticos.
Bueno, vaya desde aquí, y especialmente para mi muy querido amigo Jero, que nunca más volveré a probar ballena. Es una especie en peligro de desaparición, y la tradición ballenera de los lugareños debe quedar como un apunte histórico del pasado.
Precisamente está de ardiente actualidad el tema de la captura de ballenas y atún rojo, que son especies que están seriamente en peligro de extinción. Si cabe, en el caso del atún rojo el tema es más grave, porque el consumo de atún rojo está todavía muy extendido por todo el país."
De allí, nos dirijimos en coche hasta la catarata de Nachi "Nachi no taki" que presume de ser la de mayor altura de Japón con sus 133 metros de caída. El lugar es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. A unos 300 metros del lugar, se erigieron dos templos religiosos conocidos como de Kumano Nachi Taisha. La peculiaridad de este paraje sagrado es que casi adosados, se encuentran un templo sintoísta y un templo budista. La convivencia de ambas religiones en este país es totalmente compatible, y no es extraño que las gentes después de rezar en uno de ellos se dirijan a continuación al siguiente para realizar otra ofrenda. La primera y más importante característica visual para distinguir si nos aproximamos a un templo sintoísta o uno budista, es que en el primero no se verá ninguna deidad ni figura humana, mientras que en el segundo hay infinidad de ellos.
A lo largo de todo el camino me sorprendió ver infinidad de referencias pictóricas de cuervos negros de 3 patas. El doctor me explicó que el cuevo negro "yatagarasu" que significa "cuervo de gran tamaño", es venerado en Japón y especialmente en este lugar fue protagonista de una historia mitológica. Según reza la historia, un grupo de guerreros que se dirigían desde aquí hasta la capital de Nara para conquistarla, perdieron su rumbo y un inmenso cuervo de 3 patas los recondujo y guió hasta el lugar y pudieron conseguir su objetivo. Por eso, el cuervo de 3 patas es el símbolo del animal que dirige hacia la victoria. De hecho, aparece en el escudo de la selección Nacional de fútbol un cuervo de tres patas.
Después de una larga jornada, regresamos a casa, de nuevo en tren, y pudiendo dormir una larga y reconfortante siesta durante el trayecto de vuelta.
Fue un intenso fin de semana, repleto de nuevas experiencias, y también momentos de reflexión sobre temas de costumbres, tradición, ecología, religión...
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